Dice que elige ver "el vaso medio lleno" y destaca la oferta teatral que pone a disposición Mar del Plata. En "Radojka", profundiza en los límites éticos que cruzan dos personajes desesperados.
Criada en Mar del Plata, Victoria lleva un apellido con linaje de artistas. Su madre Mercedes es actriz, su padre Enrique fue director de cine y teatro y una figura clave de la producción audiovisual de los años ’50 y ’60. Y si mira para atrás, encuentra que desde hace trescientos años las mujeres de su familia se dedican a la actuación.
También cineasta, Victoria encontró en su familia temas aptos para profundizar cámara en mano. Así nació “Hijas de la comedia”, un documental que estrenará este año y en el que cuenta, siempre con mirada de género, esa rica herencia de mujeres actrices y los costos que pagaron por ello.
Además, está cerca de retomar el rodaje de “Amor y cine”, una película en la que se mete con su padre y con el enorme caudal de producciones cinematográficas que dejó, más de cien. “Soy una militante en el campo audiovisual, trato de conseguir espacios de decisión, de creación y de producción para las mujeres y disidencias. Luchamos por eso”, cuenta a LA CAPITAL.
Tras varios años de ausencia de las temporadas marplatenses, en 2022 se dio el gustazo. Es una de las actrices de la comedia “Radojka” junto a Patricia Palmer en el Teatro Provincial. Sube a escena todos los lunes y martes de febrero y los demás días combina teatro y mar, encuentro con colegas y entrenamiento en la costa.
“Creo que no hay ninguna capital en el mundo que tenga una oferta teatral tan intensa como la de esta ciudad, es extraordinario”, indica la intérprete. Y elige ver el “vaso medio lleno” de cara a una coyuntura a veces más complicada.
“Hago teatro, salgo a comer, voy a entrenar a las 7,30 de la mañana a la playa o al Primavesi y estoy disfrutando mucho, quizá el efecto de la pandemia, esta limitación hizo que valore cada minuto de aire libre y de encuentro, además este año recuperé la mística de encontrarme con otros compañeros de elencos y confraternizar y eso se da acá, en Buenos Aires no se da, es hermoso”.
-¿Podés combinar descanso con teatro en Mar del Plata?
-Hay algo de estar afuera de tu casa, en un lugar que te recibe en su casa, porque esta ciudad es la casa de todos los artistas y te cruzás, no solo con los colegas de Buenos Aires, empezás a conectarte con los artistas locales, hay una continuidad muy buena. Se pone lindo y está bárbaro. Aunque el mundo está difícil, pero es un regreso, yo trato de mirar el vaso lleno y el vaso lleno es que hay muchos espectáculos en cartel, no hay miedo. El teatro sigue vivo, más vivo que nunca.
-¿Qué desafío actoral supuso la comedia “Radojka”?
-Me atrajo de una manera particular, primero la disfruté como espectadora, en el momento en que asistí el teatro no tenía idea de que me iban a convocar en algún momento. Es una comedia escrita con un texto muy interesante y una estructura diseñada que permite un duelo entre actrices, un esgrima verbal entre actrices para desplegar un gran lucimiento. Y además está el desafío de componer a una adulta mayor que es una mujer muy vulnerable y que ahí irradia comicidad, porque cuanto más perdedora es este personaje más gana en comprarse al público.
-Tu personaje y el de Patricia están desesperadas, piensan que pueden perder su trabajo.
-Son dos cuidadoras de una adulta mayor y por algo que ocurre ambas pueden perder el trabajo. Y toman conciencia de que por la edad que tienen no van a conseguir otro. Me interesaba la temática, el planteo, los límites éticos y morales y cómo los podemos llegar a correr cuando nos vemos en una situación sin salida. Están en una situación de extremo agobio y sin salida. Sin escapatoria, el ser humano empieza a cuestionarse su propio límite, sus límites éticos y morales y empieza a reaccionar de manera inesperada. Esto es lo que les pasa a las mujeres. Por momentos la comedia se vuelve bizarra.